LISBOA: Una ciudad sobre siete colinas.

LISBOA

La capital portuguesa ubicada sobre siete colinas, está repleta de un encanto decadente.

Era un sueño que tenía desde niña, visitar la ciudad lisboeta, atraída por sus tranvías amarillos y sus famosos elevadores, por sus dulces y el bacalao, por su cerámica, su artesanía.... y, como casi siempre,  la ciudad me cautivó.

Nadie sabe las veces que me subí en el tranvía desde la animada Plaza del Rossio hasta el Castillo de San Jorge, para recorrer después el barrio de Alfama, este fue sin duda mi recorrido favorito. Cuanto estabamos cansados de patear la ciudad, tomábamos un tranvía y recorríamos los barrios antiguos, así, conocíamos la urbe a la vez que recuperabamos fuerzas.

Lisboa, al estar emplazada sobre un terreno montañoso, gana interés y belleza, pero es cansado para el viajero. Aunque gracias a la existencia de los tranvías y los elevadores se puede recorrer de forma más cómoda toda la ciudad y salvar los grandes desniveles sin esfuerzo.



Los elevadores son algo que no podemos dejar de utilizar en la ciudad. Aún se conservan estos tres:

* Elevador de Glória, que une la Praça dos Restauradores y A Baixa con el  mirador de San Pedro de Alcántara, uno de los lugares imprescindibles para obtener las mejores panorámica de Lisboa. Este funicular data de octubre de 1885.

* Elevador de Lavra conecta la calle Câmara Pestana y el Largo da Anunciada (perpendicular a la Avenida de la Liberdade). Ofrece unas maravillosas vistas de la ciiudad (muy cerca está el Mirador de Torel). Este funicular data de 1884 y es el más antiguo de la ciudad.

* Elevador de Bica, de la rua de Boavista en la zona baja  (cerca de la estación de Cais do Sodré) hasta la rua do Loreto, en el Barrio Alto. Es el funicular más utilizado y data 1892. Atraviesa un laberinto de callejuelas y casas antiguas. En lo alto nos espera el Mirador de Santa Catalina, con vistas al río Tajo y los muelles. A mí éste fue el que más me gustó de todos. Aunque todos ellos merecen la pena.
Este barrio lisboeta es de los más auténticos de Lisboa.  De calles laberínticas y ambiente animado, conviene pasear a pie por él y conocer sus tiendas y vida nocturna... Hay muchísimos restaurantes con encanto y multitud de sitios en los que ver un espectáculo de Fados.

Pero la ciudad es mucho más que sus elevadores, por supuesto, y mi propuesta es que todos aquellos viajeros que visiten Lisboa, NO DEBEN PERDERSE:

1) Subir en el tranvía  tradicional hasta el Castillo de San Jorge (línea 28). Recorrer la ciudad en estos tranvías es algo inolvidable. Son sencillamente encantadores y con aromas del pasado, no en vano funciona desde 1873.



2) Montar en los tres elevadores que aún se conservan en la ciudad. Aún recuerdo la emoción al subir en el primero de ellos. Es una sensación muy agradable y muy divertida. Son una forma de llegar desde las zonas bajas a las altas de la ciudad sin demasiado esfuerzo.

3) Degustar el Bacalao a la portuguesa (con aceitunas negras y aceite de oliva virgen) sencillamente delicioso. En Lisboa podemos tomar bacalao de todas las maneras imaginables y más, pero yo sigo pensando que el bacalao a la portuguesa es delicioso. ¡Os lo recomiendo!

4) Cervecería de la Trinidad. Cervejaria A Trinidade. Es importante saber que en Lisboa las cervejarias, son lugares que se identifican directamente con el marisco, y en ésta podemos ver gran cantidad de mariscos frescos expuestos, para seleccionar el que deseas tomar. El local se ubica sobre un antiguo convento y está decorado con azulejo típico. Los platos son muy abundantes y ricos. (Si os gusta el bacalao tanto como a mí, el bacalao a Trinidade está sencillamente espectacular). Es la cervejaria más antigua de Lisboa. Creo que ha perdido un poco de encanto, porque se ha vuelta muy turística, pero yo creo que aunque sea para tomarse una cerveza merece la pena visitarla.  Está en la Rua Nova da Trinidade número 21 de Lisboa.

4) Museo del azulejo. El antiguo convento Madre de Deus, del S.XVI y que fue concevido para albergar a las Franciscanas Descalzas, es hoy la sede del Museo Nacional del Azulejo de Portugal. Posee más de 7000 piezas que van desde el S.XV hasta la actualidad. Es una muestra de arte impresionante. A mí me encantó, aunque tengo que decir que tuve que ir 3 veces para poder visitarlo, y que la primera vez, me costó localizarlo. Aún así, fue una visita muy interesante que recomiendo a todo el mundo.Se sitúa en el Largo da Madre de Deus, número 4 de Lisboa.

 5) Castillo de San Jorge. Está situado sobre la colina más alta de la ciudad y nos ofrece unas panorámicas inolvidables de la ciudad y el río Tajo. Las partes más antiguas del Castillo datan del S.VI. Los jardines son muy grandes y son muy bonitos. 

6) Barrio de Alfama. Yo recomiendo perderse entre su entramado de callejuelas. Si partimos de la Baixa o Chiado y no queréis caminar mucho, podéis tomar el tranvía número 12 que nos sube al Castelo en la Praça de Figueira que queda junto al Rossio. Desde allí podemos iniciar la ruta en descenso, que siempre es más descansado.

Este  barrio  fue el lugar donde se establecieron los árabes dadas sus cualidades defensivas, y porque su base rocosa minimizó los daños del gran terremoto (1755), Alfama todavía conserva el v trazado urbanístico de kasbahs árabe, calles que descienden del Castelo en fuerte desnivel, en trazado irregular, entre empinadas cuestas y escaleras pronunciadas.

Aunque ahora parece increíble Alfama fue el barrio de las gentes pudientes en la Edad Media, sin embargo hoy en día es un barrio de pescadores y obreros. Un paseo por este barrio nos deja disfrutar aún de pintorescos edificios históricos y un ambiente multicolor.

7) Espectáculo de Fados. La zona del Barrio Alto está plagado de "cazaturistas" a los que vender las entradas para un espectáculo de Fados, pero estos están "preparados" para los turistas y no son tan auténticos. A mí me hubiera encantado ir a un lugar auténtico, pero para eso tienes que conocer a alguien de la zona y no era mi caso. Asi que me decidí por "el mesquita" en el Barrio Alto. Fue un espectáculo con cena, no fue caro y nos gustó. Había dos fadistas y un grupo folklórico. Estuvo bien, aunque yo me quedé con las ganas de algo más auténtico... otra vez será!



8) Ver la ciudad desde el Tajo. El ferry desde Cais do Sodre a Cacilhas es la forma barata de conseguir unas estupendas vistas de Lisboa desde el Río Tajo. También es bonito como ferry nocturno y permite ver la ciudad antigua iluminada.








9) Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos.

La torre de Belém que sirvió como centro de recaudación de impuestos para poder acceder a la ciudad de Lisboa es un claro ejemplo de arquitectura "manuelina" y data de 1520. 
Tiene influencias islámicas y orientales dejando atrás el estilo sobrio medieval. Consta de dos partes complementarias pero diferenciadas que son la Torre propiamente dicha y el baluarte. Está ricamente decorada con cantería de piedra y es una maravilla. Mientras que el Monasterio de los Jerónimos es el principal monumento histórico de Lisboa. Se inició en 1502 y se finalizó a ultimos de siglo. También es de estilo "manuelino", pero mezcla gótico tardío y renacentista, de moda en la época. Es visitable pero los lunes está cerrado y el precio de la entrada para ver el claustro y el resto de dependencias ronda los 5 euros. La visita a la iglesia es gratuita.
Para llegar desde el centro de Lisboa al Monasterio y  torre de Belém, se puede tomar el tranvía nº 15 desde la estación de Cais D Sedré hasta llegar a la parada del Monasterio de los Jerónimos o bien puedes tomar cualquiera de los siguientes autobuses: 27, 28, 29, 43 y 49. 

Recomiendo que no os vayais de Belém sin probar sus famosos pasteles (son de huevo). Allí está la pastelería mas antigua de Lisboa y es una auténtica maravilla.

Sintra. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco

10) Sintra y Cabo da Roca. Sintra se haya a las afueras de Lisboa.  Es una hermosa ciudad que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995. Recomiendo pasear por ella y disfrutar de su arquitectura. Además de las típicas construcciones, Sintra es bella por su ubicación entre vegetación y montañas.
Sin duda, hay que visitar el Palacio Nacional de Pena, situado en lo alto de la colina, que fue una de las principales residencias de la familia real portuguesa durante el S.XIX. Recomiendo llegar a pie. Se tarda aproximadamente una hora, pero merece la pena. Las vistas son muy bonitas y la vegetación que lo rodea, también. (También se puede subir en autobús turístico, si no se desea caminar).
Para mí el Palacio es infinitamente más bonito que el Castillo, pero si deseamos verlo en temporada turística tenemos que madrugar mucho o armarnos de paciencia esperando la cola.

Cabo Da Roca. El extremo la occidental de Europa.

Cabo da Roca. Es el punto más occidental en la Europa Continental, y además de esto, está rodeado de acantilados. Yo como soy de costa adoro este tipo de paisajes, y la verdad es que las vistas de este Cabo y los acantilados, una vez más, me han fascinado.
Aquellos que sufren de vértigo tendrán que tener cuidado de no asomarse porque los acantilados son imponentes.


Ah !! No debemos olvidarnos que en Lisboa la bollería es exquisita. Está plagada de pastelerías y lugares donde tomarse un café y un dulce sencillamente delicioso. Os recomiendo que no dejéis de probarlos. Además de los pasteles de Belém, en cualquier esquina de Lisboa podrás degustar dulces y pastas deliciosos.



Fotos: Trini Fernandez (T.F.) y Michael Licata.